La biblioteca fénix

Por Cesar Antonio Chumbiauca - octubre 14, 2013


Después de mucho tiempo, volví a la Gran Biblioteca Pública de Lima, histórica sede de la Biblioteca Nacional del Perú. Volví como usuario, y qué grato ha sido. Con total libertad pude ir de arriba a abajo,  de sala en sala, coger los libros de mi interés, sacar copias, ser atendido con cordialidad y precisión. Un par de semanas más atrás había leído una noticia en Internet que anunciaba que la Sala de Referencia y Consulta había abierto nuevamente luego de una temporada de renovación. Y también leí que el ingreso ya no tenía costo y que los requisitos para obtener el carné son mínimos. En efecto, referencia ha quedado muy bien equipada, ambientada y actualizada. Además, ya nadie lo detiene a uno porque camine dos pasos, inquiriéndole a dónde va y por qué va. Ahora da gusto pasar horas y horas en ese templo del saber, en sus salas, en el hall (por cierto, con muy buenas exhibiciones de libros; durante mi visita encontré una muestra encantadora sobre el cine peruano), y en el esplendoroso jardín del patio colonial.

Yo soy una persona que le tiene mucho cariño a ese edificio por muchas razones. Primero, porque he trabajado ahí, y parte de mis mejores amigos siguen haciéndolo por encima de los problemas que yo también vi y sufrí; segundo, y a propósito de los problemas, porque la biblioteca de la avenida Abancay es un buen laboratorio social de la realidad bibliotecológica, ya que desde sus centros coordinadores realiza con sudor el difícil trabajo de tratar de establecer un sistema nacional de bibliotecas; y tercero, porque soy bibliotecólogo y por ende conozco el valor histórico que ha estigmatizado a esa sede, partícipe del nacimiento de nuestra república, triste metáfora de un país negligente (me refiero a su situación durante y después de la guerra con Chile), trinchera y dolor de talentosos intelectuales, cuna de la bibliotecología peruana, y más.

Por los motivos anteriores y porque la Gran Biblioteca Pública de Lima está mejor, y es que siempre se rehace (es la biblioteca fénix), volver ha sido como una reconciliación amorosa; con paz, entusiasmo y emoción.


César Chumbiauca

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