Imagen: Agencia Peruana de Noticias / ANDINA |
Por César Antonio Chumbiauca
Una de las primeras lecturas que disfruté de niño fue Las aventuras de Tom Sawyer. Estaba en
cuarto grado de primaria y teníamos una clase donde el profesor nos hacía
recostar en la carpeta con los brazos cruzados, los ojos cerrados y en silencio.
Era una delicia entonces escuchar la narración acerca de los enredos de Tom. Son
las clases que más recuerdo, porque mi memoria perdió el nombre del profesor,
de mis compañeros y de lo que aprendí en otros días. Pero visto a la distancia,
¿por qué solo leía el profesor y nosotros solo escuchábamos? Respuesta: Tiempos
difíciles para que papá y mamá compraran libros y además porque el colegio no
tenía biblioteca.
Hoy la situación ha mejorado. Actualmente muchos colegios
cuentan con bibliotecas, no solo para los estudiantes de secundaria, también
hay para los niños de primaria e incluso módulos de lectura dentro del aula para
los pequeños de inicial. Es bueno que el Ministerio de Educación se esté
preocupando por esto. Según el diario El Peruano, han sido enviados libros nuevos de muy buena calidad y contenido a “22,600
nidos y a 12,500 programas de formación inicial” de zonas urbanas y rurales.
Por otro lado, el proyecto educativo
peruano “Un millón de niños lectores”, que se propone alcanzar esa cantidad
antes de que se cumpla el bicentenario de nuestra independencia, ganó de la
compañía editorial Pearson nada menos que 20 mil libras esterlinas para llevar
módulos de lectura a colegios públicos. Teresa Boullón, directora del proyecto,
declaró con orgullo para el diario El Comercio: “Hemos logrado buenos
resultados con las bibliotecas, por ejemplo el colegio Augusto Gutiérrez
(Chorrillos), donde implementamos una, ya está entre los mejores 40 colegios en
comprensión de lectura de Lima.”
Plausibles son estas iniciativas que pretenden acercar los
libros a los escolares. El siguiente paso es trabajar para que los módulos de
lectura y las bibliotecas se conviertan en espacios abiertos, vivos y
estimulantes con profesores que lean y bibliotecarios amables.