Los cien metros planos de la investigación académica
Por Cesar Antonio Chumbiauca - septiembre 20, 2017
Vivimos en una
sociedad muy exigente donde la manera más común
de entender la trascendencia es a través del “éxito” corporativo, olvidando
otras formas espirituales de trascender que no consiste en irse a una montaña y
meditar, sino que se trata simplemente de ejercer lo que a uno le gusta. Hay
exigencias que son principios vitales, eso sí, como la excelencia y la calidad.
Pero otras exigencias forman parte de una competencia vertiginosa. El mundo
académico, que por siglos se caracterizó por su rigor contemplativo, no escapa
a la modernidad. La sociedad del conocimiento también es exigente.
Hoy en día la brecha
entre las universidades del primer mundo y las de la región se miden por su
producción científica. Stephen Buranyi en El
lucrativo festín de las editoriales científicas: bibliotecas, científicos y
gobiernos pagan la cuenta, señala: “Actualmente, todo
científico sabe que su carrera depende de ser publicado, y el éxito profesional
está especialmente determinado por hacer que el trabajo llegue a las revistas
más prestigiosas. El lento y largo trabajo, casi sin dirección definida, que
siguieron algunos de los más influyentes científicos del siglo 20 ya no es una
opción viable de carrera”. Embarcándose en este coche, la universidad peruana también quiere resaltar
y está apostando en la generación de conocimiento. Aquello es estupendo y los
mandatos que vienen desde el Estado tienen buenas intenciones. Sin embargo, no
todos están entendiendo las cosas como son debidas, por lo que en un afán de
competir o de ser visibles están moviéndose a la loca -digámoslo coloquialmente-
y así no debe ser. Por eso ha sido interesante la última reunión entre el
Ministerio de Educación (Minedu), la Superintendencia Nacional de Educación
Superior Universitaria (Sunedu) y el Consejo Nacional de Ciencias Tecnología e
Innovación Tecnológica (Concytec) para discutir estos asuntos en la conferencia Incentivando la Investigación y el Acceso
Abierto (12 de setiembre, auditorio principal de la Sunedu).
Además de
presentar los logros y los retos, esta reunión tuvo la participación de
ponentes de peso que más allá de sus títulos en el extranjero demostraron ser
personas realmente lúcidas. Entre ellas resaltó Eduardo Court Monteverde, Ph.D
en Finances Privees et Publiques, Université de la Sorbonne, Paris, quien se
atrevió a denunciar que algunas universidades licenciadas habrían obligado a
que sus profesores contratados firmen falsos contratos de nombramiento. Además,
criticó que existieran universidades que imponen a sus investigadores noventa
días para escribir un paper, cuando
los mejores de la ciencia toman entre dos o tres años redactarse. También llamó
la atención sobre las conductas irresponsables y
poco éticas de aquellos investigadores que toman ideas de otros y que los
editores de publicaciones científicas se estén descuidando de la calidad y las
normas. Señaló también que la universidad peruana debe ser consciente de la
verdadera noción de investigación: “Investigar no es hacer proyectos”, dijo.
Otra ponencia
destacada fue la de Iván Montes Iturrizaga, de la Universidad La Salle de
Arequipa. Sin desmerecer todo el esfuerzo de Sunedu y Concytec, expuso que su
universidad realiza investigación no tan pegada a la norma estatal. Su estilo
va por ofrecer a los investigadores un abanico de facilidades para que realicen
su trabajo con placer, sin necesidad de marcar tarjetas de entrada y salida en
una oficina, sin restricciones para participar en actividades académicas en el
Perú o en el extranjero, incluso sin meterse con su objeto de estudio,
contraponiéndose a ciertas políticas de desarrollo regional. Iván Montes
Iturrizaga indicó que este proyecto es un plan cuidadoso en el que se considera
el escalafón académico que va desde un asistente investigador hasta un
investigador senior con experiencia curtida y animoso de su propia disciplina. Por
último, remarcó que su universidad apoya por igual a las humanidades como a la
ciencia y que la calidad es un elemento importante de su producción.
Como se ve, figurar
en los rankings universitarios llama siempre la atención y da una idea de
prestigio, pero es importante considerar la realidad peruana y actuar de manera
sosegada para no errar. Ciertas universidades, de la noche a la mañana, obligan
a sus profesores a publicar un artículo en una revista indexada en SciELO, por ejemplo, y aunque es un principio
que los profesores publiquen y hagan investigación, también es verdad que no
sabemos si la universidad peruana les da las facilidades económicas para que lo
hagan con dedicación, si hay un control adecuado o si los temas son novedosos. Pero
todas estas fallas se pueden corregir. El principal objetivo de la universidad
peruana no es situarse entre los primeros puestos de los rankings; su objetivo
real es formar profesionales y hacer investigación con excelencia.
César
Antonio Chumbiauca