Bibliotecarios contra la corrupción
Por Cesar Antonio Chumbiauca - diciembre 16, 2018
El 2018 ha sido para todos los peruanos un año de agitado clima político. Hemos pasado por elecciones municipales y por un referéndum que ha de lograr reformas políticas. Frente a esto, los gestores de la información saben que para sostener la democracia y luchar contra la corrupción el acceso a la información es fundamental.
Por César Antonio Chumbiauca
Escultura que denuncia la corrupción en una esquina del edificio de la Gran Biblioteca Pública de Lima (2016). Imagen: Gestión.pe |
Superada está la idea falsa
de que los bibliotecarios son apolíticos. La participación política no requiere
que esta sea necesariamente partidaria. A veces se puede hacer mucho más
ayudando a que las personas tomen conciencia desde los buenos libros que dando
mal ejemplo desde algún escaño congresal. Por supuesto, un bibliotecario
políticamente activo, ético y trabajador está más cerca de concretar soluciones
de mayor responsabilidad.
Es curioso que el bibliotecario
que escribió el primer tratado de bibliotecología haya sido también un hombre
de política. El francés Gabriel Naudé, autor del libro Advis pour dresser une bibliothèque, publicado en 1627, creía que
era necesario que el pueblo se ilustrara, por lo tanto, las bibliotecas debían
estar abiertas a la gente. Science des
Princes, ou Considérations politiques sur les coups-d'état es otro libro
del mismo autor aparecido en 1639[1]. Meneses Tello, tal vez el
investigador más prolífico sobre las relaciones entre bibliotecología y política,
se admira de que haya sido Naudé el primer intelectual en acuñar el término golpe de Estado: “No en vano hoy en día
aquel bibliotecario, en el contexto de la monarquía absoluta de Francia, forma
parte no solamente de la historia de la bibliografía y la biblioteconomía, sino
también de la historia de las ideas políticas”.
En la actualidad, el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha planteado los 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible. El penúltimo objetivo es el de Paz, Justicia e Instituciones Sólidas
que busca hacer frente a los conflictos sociales y a la corrupción. Según el
PNUD, son 1.26 billones de dólares que los vicios administrativos ocasionan en
pérdida económica. Con esa cantidad de dinero, ¡cuántas bibliotecas públicas
podrían financiarse!
En el 2008, la Junta de
Gobierno de la Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y
Bibliotecas (IFLA) aprobó el Manifiesto
de la IFLA sobre Transparencia, Buen Gobierno y Erradicación de la Corrupción,
que es un documento breve donde se pone en claro que todos aquellos que
ejercemos esta profesión no somos apolíticos, sino que tenemos un compromiso
social ineludible. En ese sentido, señala que los bibliotecarios no deben
contentarse con entregar servicios buenos en sí mismos, es decir, brindar una serie
de servicios al usuario tan eficientes como los de un supermercado. Deben ir
más allá, dice el manifiesto:
Las bibliotecas y los servicios de
información deben ampliar su misión para llegar a convertirse en componentes
más activos de un buen gobierno y de la lucha contra la corrupción.
Particularmente, pueden desempeñar un importante papel al informar a los
ciudadanos sobre sus derechos y beneficios.
Tampoco se trata simplemente
de dar acceso, sino de acercar la información a los usuarios. Los comunicadores
saben bien esas cosas: aunque existan portales de transparencia las personas no
van a acudir a ella por su cuenta. En consecuencia, para tener ciudadanos mejor
informados las bibliotecas deben estar pendientes para difundir las fuentes
necesarias que sean parte del contexto social. Por ejemplo, durante el proceso
electoral para las elecciones municipales de este año, el portal Voto Informado
del Jurado Nacional de Elecciones permitió que los electores tuvieran una
alternativa de autoinformación frente a los medios de comunicación tradicional.
¿Las bibliotecas difundieron dicho portal?
Nuestro trabajo es
valioso y los bibliotecarios, así como los archiveros, maestros y otras
profesiones inspiradas en la vocación de servicio, cumplen un papel sensible
que es ayudar a construir un país mejor en donde los derechos de todas las
personas se ejerzan y se defiendan. Acceder a la información es un derecho
fundamental.
[1]
Meneses Tello, F. (2011). Bibliotecas, información y golpe de estado: teoría en
el contexto relacionado con la crisis política de honduras. Revista General de Información y
Documentación, 21, 187-224. doi:10.5209/rev_RGID.2011.v21.37429
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