Estudiantes de Información y Documentación: ¿son todos lectores?
Pregunta típica de un
lego en bibliotecología a un bibliotecario: ¿Y usted ha leído todos los libros?
Aunque cause gracia tan ingenua curiosidad, refleja un estereotipo a favor del
bibliotecario, pues lo muestra culto. Dicha imagen proviene de
siglos atrás, desde antes de que Gabriel Naudé, en l'Advis pour dresser une
bibliothèque, sostuviera que un requisito indispensable para ser
bibliotecario era tener un buen bagaje cultural. Eso solamente era posible en
el sedimento de muchas lecturas y reflexiones.
No obstante, hoy en día,
uno entra a estudiar Bibliotecología o Documentación en la universidad y no egresa
necesariamente como un paladín de la lectura. Un estudio[1] realizado por
investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha, aplicada en 214
estudiantes de Información y Documentación de seis universidades españolas, demuestra
que la lectura, más allá de lo que se lee de manera instrumental, no siempre está
adherida al estilo de vida de los alumnos de esta disciplina; peor aún, casi el
50% de la muestra no lee ni por placer en sus tiempos libros.
Una de las razones tiene
que ver con la variedad del perfil profesional de salida. Al terminar la
carrera, uno puede salir como bibliotecario, pero también podría optar por ser
archivero, trabajar en un centro de documentación especializado, en empresas
editoriales o de bases de datos, entre otros. Para su estudio, Sandra Sánchez-García,
Elisa Larrañaga y Santiago Yubero, segmentaron los perfiles en tres grupos: 1)
Profesionales con perfil de lectura; 2) Profesionales con perfil de
documentación; y 3) Profesionales con perfil mixto.
El primer grupo, con una
mayor frecuencia de lectura por cuenta propia y en formato impreso, lo integran
los que tiene por preferencia ser bibliotecarios, promotores de lectura o
gestores culturales; en el segundo grupo, donde prima la lectura instrumental y
en formato digital, están los que tienen interés en ser community manager,
arquitectos de información, archiveros, grabadores de datos, digitalizadores,
documentalistas, gestores web, marqueteros, especialistas SEO y redactores.
A partir de los
resultados, los investigadores afirman: “Aunque muchos se declaran lectores,
los resultados evidencian que algunos no tienen insertada la lectura dentro de
su estilo de vida”. Y añaden: “Resulta preocupante que el 47,7% confirme no
leer nunca o casi nunca en su tiempo libre. Además, aunque el 76,1% afirma
tener una buena relación con la lectura, la frecuencia lectora y los libros
leídos en el último año, evidencian que la mayoría no llega ni siquiera a
alcanzar el grado de lector ocasional” (p. 8).
Frente a esta
problemática, los investigadores cuestionan la idea de que los estudiantes de
Información y Documentación son de por sí lectores empedernidos, y proponen más
bien que se fortalezca la competencia lectora y el gusto por la lectura. La
razón que exponen, de acuerdo al informe PISA 2018, es que leer tiene “relación
directa con la adquisición de conocimientos, la adquisición de un pensamiento
crítico y la expresión de juicios bien fundados”.
Asimismo, recomiendan que
otros investigadores apliquen una investigación similar para confirmar sus
acercamientos, pues el estudio tiene un margen de error del 7%, habiendo sido
lo ideal obtener una muestra de 366 estudiantes de 7470 matriculados en los
cursos 2015/2016 y 2018/2019 según el Ministerio de Universidades de España. La
muestra no fue la esperada porque se redujo al trabajar solo con ítems
completos. Para los interesados, el artículo incluye como anexo el Cuestionario
de hábitos lectores para su consulta.
César Antonio Chumbiauca
Imagen
principal: La reproducción prohibida (René Magritte, 1937).
[1]
Sánchez-García, Sandra; Larrañaga,
Elisa; Yubero, Santiago (2022). “Reading and associated competences of information and documentation
professionals. The reading behavior of future librarians”. Profesional de la información, v. 31, n. 2, e310219. https://doi.org/10.3145/epi.2022.mar.19