¿Por qué debemos acercar los libros a los niños?
Cuando una criatura llega
al mundo, sus padres se esmeran por darle lo mejor y para eso hacen caso en
todo al pediatra, al nutricionista y al psicólogo. ¿Pero también escuchan los
consejos de los educadores y los bibliotecólogos cuando hablan de la importancia
de la lectura? Estos son algunos beneficios para su desarrollo.
Fuente
de valores. Si queremos que nuestros hijos desde muy pequeños
conozcan un poco la realidad para evitar tenerlos dentro de una burbuja, la
literatura infantil nos puede ayudar. No tiene que ser necesariamente la
literatura de dragones y princesas, sino también otras que permitan al menor
tener una entrada de valores con los cuales pueda desarrollar poco a poco su
propio sistema de valores, pues si careciera de estos le costará tomar decisiones
al no contar con elementos para establecer un juicio crítico o estará limitado
a su propia experiencia, así, por ejemplo, si sus padres se esmeran por darle
lo mejor y están siempre al tanto de él, tendrá como medida de las cosas que
todo gira a su alrededor, lo que puede afectar su relación con otros pequeños.
En otros casos, si ve a sus amigos maltratar a un animalito, podría no tener
claro si hacer eso es bueno o malo, aunque por dentro intuya que hacer sufrir a
otros es doloroso. La literatura, por eso, además de maravillarnos con mundos
fabulosos, también nos hace ser más reflexivos y empáticos.
Creatividad.
Es verdad que además de los libros, los niños también pueden obtener valores de
su entorno e incluso de lo que ve en una pantalla. No debemos menospreciar los
dispositivos móviles en la educación, pero sí tener claro que en una pantalla
las imágenes son dadas; en cambio los libros, aunque sean ilustrados, favorecen
la abstracción, la cual es un disparador de la creatividad, y esta no solo sirve
para fomentar el espíritu artístico, sino para pensar creativamente cuando se
enfrenta a algún tipo de problema, pues a medida que crecemos la vida nos
impone mayores retos y necesitamos ser creativos para encontrar salidas a las
dificultades.
Léxico.
¿Alguna vez ha escuchado a alguien corregir a otro porque dice “haiga” y no
“haya”? El error que cometemos sobre la forma como decimos algunas palabras
proviene de la falta de lectura. Es diferente tener un desliz a creer que una
palabra se dice de determinada forma, y aunque corrijamos una vez, se puede
volver a caer en el error porque no vemos frecuentemente como se escribe. Es la
lectura la que nos ayuda a sentirnos más seguros al hablar y escribir. Además,
mientras más palabras maneje un niño, más fácil le será comunicarse y
desenvolverse en algunas materias.
Pero es difícil tener
niños lectores sin padres lectores. Es necesario crear ese ambiente donde la
lectura se disfruta —no se impone—; por eso tener una biblioteca en casa es
vital, porque tarde o temprano el niño se acercará allí por curiosidad o
imitación y no le parecerá raro abrir un libro.
Todo esto nos lleva a
pensar en aquellos contextos donde por falta de tiempo u otras circunstancias
los padres no leen, y peor aún, donde los mismos maestros tampoco son ejemplo
de lectura y la localidad no cuenta con ningún espacio donde bibliotecarios y
animadores hagan lo suyo. Debemos ser más conscientes de la necesidad de una
biblioteca pública, pues tenemos que admitir que el precio de un libro ilustrado
en ocasiones vale por tres comidas de una familia humilde.
Es en ese momento cuando comprendemos la importancia de una biblioteca que funcione, al menos los fines de semana, para que padres e hijos disfruten juntos de esa maravilla que es perderse en la lectura
César Antonio Chumbiauca Sánchez
Imagen principal: El joven Cicerón leyendo | Vincenzo Foppa (-1515), Wikimedia Commons | DP.