Alfredo Mires Ortiz, uno
de los grandes promotores de la lectura en las zonas rurales de nuestro país,
ha partido para siempre. Nunca lo conocí en persona, pero tuve la oportunidad
de enterarme de él gracias a El libro entre los hijos de Atahualpa (BNP, 2021), que reúne alguno de los textos en
los que puso de manifiesto las bases intelectuales de ese proyecto al que
entregó su vida, que fue la Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca.
Mires estaba convencido
de que exportar modelos de lectura sin entender las necesidades de las
comunidades con las que uno trabaja resulta inapropiado. Por eso mismo, cuando
pensamos que los peruanos no leen y nos precipitamos a criticar sin explicar
las razones históricas y sociales, debemos recordar aquel episodio de la historia
del Perú en que con un libro Francisco Pizarro encontró la excusa para capturar
al inca Atahualpa. La versión del cronista Tito Cusi Yupanqui cuenta por qué
Atahualpa arrojó la Biblia cuando el padre Valverde le hizo el requerimiento:
“Atahualpa
dijo que el diese el libro para verle y él se lo dio cerrado.; y no acertando
Atahualpa en abrirle, el religioso extendió el brazo para abrir, y Atahualpa
con gran desdén le dio un golpe en el brazo; no queriendo que lo abriese; y
profiando el mismo en abrirlo, lo abrió; y no maravillándose de las letras ni
del papel como otros indios, lo arrojo cinco o seis pasos de sí”.
Arrojar la Biblia, el
libro sagrado, un artefacto sobre el que no comprendía nada, le costó a
Atahualpa un imperio. Tal episodio sucedió en Cajamarca. Siglos más tarde, en
ese mismo espacio geográfico, un sacerdote llamado Juan Medcalf fundaría la Red
de Bibliotecas Rurales de Cajamarca, y pocos años después dejaría en la
conducción a Alfredo Mires Ortiz, quien se integró en 1977.
Mires Ortiz entendió que
el libro y la lectura no se impone. Por el contrario, a diferencia de ese
trauma que los antiguos peruanos tuvieron al conocer por primera vez el libro,
Mires puso el sentido en el gozo y en los frutos del saber. Para él, los libros
no suprimen el conocimiento oral ni la sabiduría popular. “Leer es también
sembrar la evidencia de que la previa lectura del mundo no ha sido en vano”,
escribió Alfredo.
Por su loable labor,
llegó a recibir varias distinciones de instituciones como la Casa de la Literatura
Peruana, la Biblioteca Nacional del Perú, el Ministerio de Cultura, entre otras.
El libro entre los hijos de Atahualpa
es uno de sus legados a los que podemos acudir para descubrir sus aportes. Su
lectura es gratuita en la Biblioteca Pública Digital de la BNP. Leerlo y seguir
su buen ejemplo será siempre el mejor homenaje.
César Chumbiauca Sánchez
Imagen principal: Red de Bibliotecas Rurales de Cajamarca.