Todo digital: una pesadilla en Don’t Hug Me I’m Scared

Por Cesar Antonio Chumbiauca - mayo 24, 2020

Sin Internet todo sería mucho más complicado en estos tiempos de pandemia. Sin embargo, que todo sea digital puede tener sus peligros. Este ácido episodio de Don’t Hug Me I’m Scared trata sobre el proceder ingenuo en la red.


Por César Antonio Chumbiaca

Perturbado. Así me dejaron los seis episodios de Don’t Hug Me I’m Scared, una serie británica de culto que toma elementos de programas infantiles como Plaza Sésamo y los convierte en auténticas pesadillas. Fue creada por los artistas gráficos Becky Sloan y Joseph Pelling en 2011. Es protagonizada por tres personajes: Red Guy, Yellow Guy y Duck.

Llegué a esta miniserie después de leer un artículo de Albert Lloreta sobre la estética dank, es decir, contenidos a veces retorcidos y cargados de contracultura cibernética que tranquilamente podrían pertenecer a la web profunda. En su artículo, Lloreta hace mención a Don’t Hug Me I’m Scared e incrusta el cuarto episodio de esta serie, que es la que me interesa comentar.

El episodio es un cortometraje que aborda el uso ingenuo de Internet que acaba en una sobredosis psicodélica y orgiástica. No voy a contar el argumento porque es suficiente con que lo vean, pero me adelanto en apreciaciones. Este episodio es una gran metáfora de cómo Internet pasa de ser una maravillosa puerta de acceso al conocimiento, para contar luego la otra cara de la moneda, la parte oscura sobre cómo exponemos nuestra información personal, el consumo de banalidades y la identidad maquillada con la que nos mostramos.

Repare en la frase del personaje rojo, Red Guy, quien dice: “Si tan solo hubiera una forma de aprender más acerca del mundo”. Con esto queda claro que Internet de todos modos es una herramienta necesaria y muy útil que sobre todo hoy, en momentos de aislamiento social, ayuda bastante. Pero es importante señalar la parte en que la misma computadora dice: “Te ayudo a buscar lo que quieras encontrar, es muy fácil así, inteligente igual a mí, si todo lo haces digitalmente”.

¿Qué quiere decir “inteligente igual a mí”? Si la televisión fue considerada por mucho tiempo la caja boba, la computadora es en cambio un sabelotodo presumido. ¿Qué ganamos entonces si intentamos ser como las máquinas al tratar de saberlo todo? En primer lugar, no podemos saberlo todo; en segundo lugar, las máquinas solamente son procesadores veloces de información; y, en tercer lugar, debemos formar nuestra propia inteligencia no con acumulación de información, sino con la capacidad de ejercer el juicio crítico, algo que se puede reducir si pasamos la mayor parte del tiempo únicamente siendo consumidores de contenidos y no individuos pensantes.

La idea de los creadores de este programa, por supuesto, no ha sido satanizar la red, sino criticar nuestros hábitos y usos. Al respecto, me parecen muy atinados los comentarios del autor del canal de YouTube, Lain Madness, a quien recomiendo ver después de mirar el corto.

Sin más, los dejo con el video.

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