Ya con ciento un años, la Pontificia Universidad Católica del Perú es un referente en la historia nacional del siglo XX. Al igual que otras universidades privadas, la PUCP también se fundó con carreras de letras y derecho, solo que, aunque ahora tiene una excelente escuela de negocios (Centrum), jamás relegó a las ciencias sociales, las humanidades, las artes ni la teología. Por eso es una universidad interesante, con perspectivas diversas sobre la realidad. Gracias al empeño de las personas que trabajan en el Archivo de la Universidad, la PUCP ha conservado buen material sobre personajes y eventos importantes que constituyen su memoria y, por tanto, una mirada consciente de la evolución del Perú.
Hace cinco años trabajé en la Biblioteca Auxiliar del Archivo. Yo deshacía y rehacía los estantes de la colección y me esmeraba por ensayar una base de datos. Era practicante y la señora Beatriz Montoya, Marita Dextre y Dora Palomo me dejaban experimentar sin presiones. Otras veces, cuando no estaba en la computadora, ojeaba los libros de archivística que llegaban y comprendí que un par de cursos de bibliotecología no son jamás suficientes para entender la complejidad del mundo archivístico.
En ocasiones entraba al depósito y me maravillaba. Los documentos que guardan son un manjar para cualquier historiador. Recuerdo haberme topado con una caja roja que tenía un rótulo que me emocionó: Jorge Basadre. ¡Eran algunos de sus manuscritos! También, en otra oportunidad, encontré una carta escrita en un pedazo de tela. El conservador, mi amigo Javier, me contó que eran cartas especiales escritas así en épocas revoltosas para que los mensajeros lo pudieran esconder mejor. Por otra parte, durante los días de visita, se exponían documentos del poeta Javier Heraud y el acta de inscripción del cuentista Julio Ramón Ribeyro, que estudió Derecho. También recuerdo que vi el registro de notas de Marco Aurelio Denegri, pero la información es clasificada. A veces encontraba fotos antiguas del fundo Pando o de las facultades en la Plaza Francia. Después vi más de esas fotos en un calendario conmemorativo con fotos históricas que editó el Archivo el año pasado.
Ahora, si debo señalar a una persona que para mí resume la madurez intelectual y cordialidad de la PUCP, ese es César Gutiérrez Muñoz. Archivero e historiador, de un humor y un trato que caen bien a todos, desde doctores hasta jóvenes cachimbos. Tiendo a veces a comparar su personalidad con Gustave H., personaje interpretado por Ralph Fiennes en la película El Hotel Budapest. A don César se le debe la serie de Cuadernos del Archivo de la Universidad. Toda la serie es un homenaje a las figuras de la PUCP más reconocidas por su trayectoria académica. En la edición 56, la señora Beatriz Montoya dice acerca de César Gutiérrez: "Inspirado en su espíritu universitario tuvo la gran iniciativa de crear los Cuadernos del Archivo de la Universidad que se editan y distribuyen periódicamente con el propósito de divulgar documentos que nos permiten conocer mejor la historia de la Universidad y así fortalecer su identidad".
Cada aniversario de la PUCP convoca necesariamente la labor que hace el Archivo para preservar celosamente su memoria institucional. Pero, por mi parte, creo que este post ha terminado siendo una excusa para mencionar a mis amigos del Archivo. Es inevitable. Soy testigo del trabajo diligente y de lo bien que celebran las fechas especiales ahí. Los amigos que hice en la PUCP son, sobre todo y por encima de sus profesiones y distinciones, maravillosas personas.
César Antonio Chumbiauca
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