El maravilloso y peligroso mundo del internet de las cosas
Por Cesar Antonio Chumbiauca - febrero 22, 2019
La vida puede ser más fácil gracias a los productos inteligentes, pero también nos expone si la privacidad no está regulada o si la seguridad de los dispositivos es frágil a ciberataques. Internet de las cosas está en todas las ciudades modernas; ha entrado en sus negocios, casas y hasta en sus bibliotecas...
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Wikimedia Commons | CC BY-SA 3.0
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Por César Antonio Chumbiauca
Creación de ciudades
inteligentes, tecnología médica y domótica son algunas de las áreas que vienen
aplicando el internet de las cosas. Ya circulan aparatos que, a través de
algoritmos incrustados y sensores, recogen datos a partir del uso que les damos
y los envían a la nube con el fin de procesar información que aprovecharán para
su funcionamiento. Es más, los expertos piensan que deberíamos hablar de “internet
del todo” y ya no solo de las cosas. El concepto, para muchos, suena perverso.
En una nota de prensa la
compañía Samsung promociona: “Los refrigeradores Samsung Smart TVs y Family Hub
incluyen Bixby, que les ofrece a los televisores mayor acceso a las
aplicaciones, la capacidad de buscar fácilmente películas por género y actores,
y exhiben fotos personales mientras que los refrigeradores Family Hub podrán
reconocer las voces individuales de los miembros de la familia y brindar
información personalizada como noticias, clima y actualizaciones de calendario”.
Para crear este tipo de novedades, la compañía señala que en el 2017 invirtió
14 mil millones de dólares en I+D. Pero, ¿todas las compañías que fabrican
productos inteligentes, que se valen de nuestros datos, invierten así?
Paulo Colomés, ingeniero
de la consultora informática NIS Chile, afirma que hay un problema en la
masificación del IoT (del inglés Internet
of Things) por los altos costos que implica crear ambientes seguros. Existen
malos programadores y empresas sin políticas de calidad que para abaratar
costos utilizan herramientas elementales sin probar la seguridad del dispositivo
frente a los hackers. “Empezaron a surgir otras plataformas como Arduino, Raspberry
y otros similares que permitieron que personas común y corrientes accedan a
esta tecnología de forma muy barata y puedan integrar sensores muy simples para
construir sus propias aplicaciones”, dijo Colomés en una charla que dio en la
Universidad Tecnológica de Chile en diciembre de 2018. Añadió que la seguridad
en el IoT es muy necesaria dadas las características que pretende el negocio (masivo,
económico, basado en la nube e invasivo con nuestros datos).
A pesar de los
inconvenientes, en materia de bibliotecas ya se cuentan casos de aplicación del
internet de las cosas. En el 2016, Ashwini Nag y Khaiser Nikam, de la
Universidad de Mysore (India), ya hablaban de smart libraries en un artículo publicado en la revista International Journal of Information
Technology and Library Science. Allí explicaban sobre sensores conectados a
wifi que detectan los movimientos de los usuarios en los pasillos de las bibliotecas.
Con la información registrada es posible llevar un conteo de visitas, tener colecciones
más atractivas, mejorar la señalización e implementar sistemas automáticos de
encendido/apagado de luces.
Investigadores de la
Wuhan University of Technology (China) también encontraron aplicaciones de la
IoT para evacuar las salas de lectura rápidamente en situaciones de emergencia.
Y, recientemente, especialistas en ciencia de la información de la University
of Isfahan (Irán), escribieron el artículo The
Scientific Information Exchange General Model at Digital Library Context:
Internet of Things, con el cual plantean un modelo establecido en el perfil
del usuario para que, basado en sus datos disponibles, el sistema reconozca sus
necesidades y diseñe funciones apropiadas en los servicios y recursos digitales.
Conclusión: ventajas y
vulnerabilidades. Estamos entre el entusiasmo de innovadores dispositivos y el
miedo a que nuestros datos queden expuestos. El internet de las cosas seguirá
ganando terreno en nuestras casas y en lugares públicos como parques, centros
comerciales y hasta en bibliotecas. Para bien y para mal, la tecnología nos hará
un mundo más fácil, pero a cambio será necesario estar siempre alertas.
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La compañía Semcon produjo este
gracioso video corto sobre la importancia de usar con prudencia la tecnología: The Internet of S**t Song
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