Bibliotecas en EE. UU. y el desafío de seguir funcionando a pesar del COVID-19
Por Cesar Antonio Chumbiauca - marzo 24, 2020
Después de haber
resistido algún tiempo, las bibliotecas públicas están dejando de atender a sus
usuarios casi con sentimiento de culpa; es más, a ningún bibliotecario se le ha
ocurrido tomarlo como un descanso. Discusión, autocrítica y ganas de estar
mejor preparados…

Biblioteca Pública de Nueva York (NYPL) | Imagen: Ken Thomas. Disponible en Wikimedia.
Por César Antonio Chumbiauca

Biblioteca Pública de Nueva York (NYPL) | Imagen: Ken Thomas. Disponible en Wikimedia.
Por César Antonio Chumbiauca
Estados Unidos es un país
que, a pesar de ser una potencia económica, también tiene sus desigualdades
sociales. No obstante, afronta las necesidades de las personas con menos suerte
a través de servicios que funcionan como centros de bienestar social. Uno de
esos servicios son las bibliotecas públicas.
El papel que cumplen las
bibliotecas en el país norteño no se restringe únicamente al préstamo de
libros. Cuando las escuelas cierran en época de verano, extienden sus servicios
para que los niños que se quedan sin la ración de comida escolar puedan
recibirla también en los comedores de la biblioteca; cuando los migrantes no
tienen a donde acudir, sus espacios se convierten en zonas de refugio; en ámbitos
rurales brindan acceso a internet y son espacios donde los ancianos pueden
seguir recreándose. Su alcance incluye a personas invidentes y combaten el
racismo, machismo, xenofobia…
Un duro golpe
Un duro golpe
Lamentablemente, el
COVID-19 ha puesto en una encrucijada a estas instituciones. Peor aún, las ha
atado de manos. A mediados de marzo, aún varias bibliotecas permanecían
abiertas, lo que originó un debate entre los bibliotecarios sobre si era ético
cerrar para no convertirse en espacios de contagio o continuar abiertas para
ayudar a las personas a las que más está golpeando la actual pandemia.
Por un tiempo, las
bibliotecas comenzaron a establecer procedimientos para seguir funcionando,
procurando que los usuarios en las salas mantuvieran cierta distancia unos de
otros, proporcionando jabón en los baños, desinfectando los libros y materiales
que había consultado el público; cuando la cosa se puso fea, algunas atendieron
solo dos veces por semana en un horario recortado. Finalmente, varias optaron
por interrumpir la atención.
Casos de COVID-19 a nivel mundial. Vea el tablón actualizado aquí. |
Toda esta situación ha
originado que los bibliotecarios reflexionen sobre cómo actuar en este tipo de
crisis, incluso algunos hacen mea culpa por no haber estado preparados para el
trabajo remoto, algo que al menos en bibliotecas universitarias, por el uso
continuo de bases de datos especializadas y recursos en línea aún es posible,
aunque la preocupación apunta hacia aquellas personas que no tienen acceso a
internet.
El caso con las
bibliotecas públicas no es que no ofrezcan recursos digitales, sino que su
actividad suele ser más de carácter presencial debido a su amplia oferta de
programas y talleres. No obstante, los bibliotecarios saben que no solo deben
pensar en los usuarios, sino también en los profesionales y empleados, cuidando
por que ellos tampoco se contagien. “Los bibliotecarios pueden y deben ser
creativos e innovadores sobre la prestación de servicios a distancia. Pero
tenemos que hacer las paces con el hecho de que para este momento presente y
urgente las bibliotecas no podrán llegar a todos”, dice Meredith Schwartz, editorialista de Library Journal.
La revista Library
Journal, que se mantiene ocupada informando a los profesionales bibliotecarios,
brindó por correo electrónico a sus seguidores una cuenta temporal para acceder
libremente a su contenido premium mientras dure la pandemia. Para
conocer más sobre cómo ha chocado la amenaza coronavirus a las bibliotecas,
puede leer los contenidos de la sección COVID-19 & Libraries Coverage.
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