Bibliotecas en EE. UU. y el desafío de seguir funcionando a pesar del COVID-19

Por Cesar Antonio Chumbiauca - marzo 24, 2020

Después de haber resistido algún tiempo, las bibliotecas públicas están dejando de atender a sus usuarios casi con sentimiento de culpa; es más, a ningún bibliotecario se le ha ocurrido tomarlo como un descanso. Discusión, autocrítica y ganas de estar mejor preparados…
New York Public Library-27527.jpg
Biblioteca Pública de Nueva York (NYPL) | Imagen: Ken Thomas. Disponible en Wikimedia.

Por César Antonio Chumbiauca

Estados Unidos es un país que, a pesar de ser una potencia económica, también tiene sus desigualdades sociales. No obstante, afronta las necesidades de las personas con menos suerte a través de servicios que funcionan como centros de bienestar social. Uno de esos servicios son las bibliotecas públicas.

El papel que cumplen las bibliotecas en el país norteño no se restringe únicamente al préstamo de libros. Cuando las escuelas cierran en época de verano, extienden sus servicios para que los niños que se quedan sin la ración de comida escolar puedan recibirla también en los comedores de la biblioteca; cuando los migrantes no tienen a donde acudir, sus espacios se convierten en zonas de refugio; en ámbitos rurales brindan acceso a internet y son espacios donde los ancianos pueden seguir recreándose. Su alcance incluye a personas invidentes y combaten el racismo, machismo, xenofobia…

Un duro golpe
Lamentablemente, el COVID-19 ha puesto en una encrucijada a estas instituciones. Peor aún, las ha atado de manos. A mediados de marzo, aún varias bibliotecas permanecían abiertas, lo que originó un debate entre los bibliotecarios sobre si era ético cerrar para no convertirse en espacios de contagio o continuar abiertas para ayudar a las personas a las que más está golpeando la actual pandemia.
Casos de COVID-19 a nivel mundial. Vea el tablón actualizado aquí.
Por un tiempo, las bibliotecas comenzaron a establecer procedimientos para seguir funcionando, procurando que los usuarios en las salas mantuvieran cierta distancia unos de otros, proporcionando jabón en los baños, desinfectando los libros y materiales que había consultado el público; cuando la cosa se puso fea, algunas atendieron solo dos veces por semana en un horario recortado. Finalmente, varias optaron por interrumpir la atención.

Toda esta situación ha originado que los bibliotecarios reflexionen sobre cómo actuar en este tipo de crisis, incluso algunos hacen mea culpa por no haber estado preparados para el trabajo remoto, algo que al menos en bibliotecas universitarias, por el uso continuo de bases de datos especializadas y recursos en línea aún es posible, aunque la preocupación apunta hacia aquellas personas que no tienen acceso a internet.

El caso con las bibliotecas públicas no es que no ofrezcan recursos digitales, sino que su actividad suele ser más de carácter presencial debido a su amplia oferta de programas y talleres. No obstante, los bibliotecarios saben que no solo deben pensar en los usuarios, sino también en los profesionales y empleados, cuidando por que ellos tampoco se contagien. “Los bibliotecarios pueden y deben ser creativos e innovadores sobre la prestación de servicios a distancia. Pero tenemos que hacer las paces con el hecho de que para este momento presente y urgente las bibliotecas no podrán llegar a todos”, dice Meredith Schwartz, editorialista de Library Journal.

La revista Library Journal, que se mantiene ocupada informando a los profesionales bibliotecarios, brindó por correo electrónico a sus seguidores una cuenta temporal para acceder libremente a su contenido premium mientras dure la pandemia. Para conocer más sobre cómo ha chocado la amenaza coronavirus a las bibliotecas, puede leer los contenidos de la sección COVID-19 & Libraries Coverage.


***

  • Compartir:

También te puede interesar

0 Comentarios