Contra, organizado por el municipio de Lima. |
Por
César Chumbiauca
No,
no voy a hablar esta vez sobre la canción de Los Prisioneros, que lleva también el título de este artículo, sino
de las editoriales independientes. En un mundo globalizado, con empresas
transnacionales dedicadas a la producción de más y más libros, compitiendo a su
vez con las abanderadas del ebook,
Amazon y Apple, y en una sociedad que
cada vez más se aleja del grato placer solitario que ofrece la lectura, las
editoriales independientes van perdiendo peso hasta convertirse en empresas
marginadas, aunque defensoras de una verdadera cultura, o en la mayoría de
casos, de contracultura.
¿Qué son las editoriales independientes?
Ellas
se definen como empresas editoras que tienen como objetivo el fomento de la
cultura, el pensamiento crítico y la buena literatura. No están asociadas a
ninguna transnacional, como Planeta o Alfaguara, y tampoco están forjándose por
razones lucrativas que las conducirían a producir para la
mayor cantidad de consumidores, lo cual se traduce en la producción de best sellers y libros de autoayuda. Por
lo común el tiraje de sus publicaciones no es muy grande y por otra parte, en
algunas ediciones, no se adhieren a formalismos como el uso del ISBN (International Standard Book Number) o el
ISSN (International Standard Serial
Number). Se manifiestan principalmente en libros de literatura y en
fanzines (revistas para aficionados), sobre todo comics. No obstante su
independencia, de vez en cuando aciertan con talentosos colaboradores, sea el
caso de la editorial Anagrama que publicó lo mejor del ahora canonizado
escritor chileno Roberto Bolaño (para enterarse más puede revisar la tesis de
José Enrique Navarro Serrano: Editoriales globales, bibliodiversidad y escritura transnacional: un análisis de la narrativa de Enrique Vila-Matas y Roberto Bolaño). Sin embargo el futuro de
Anagrama, héroe de las editoriales independientes, se fundirá en el 2015, dada
la venta que le hizo su director, Jorge Herralde, a la gigante italiana
Feltrinelli. (Diario El País).
Poderosos enemigos
Las
editoriales independientes se las tienen
que ver con transnacionales como
Santillana, Norma, Random House y las ya mencionadas Planeta y Alfaguara. Por
otro lado, como si no bastara, las agencias más importantes del mundo, que desde
antaño se miraban de esquina a esquina en el ring de la industria editorial, se acaban de unir hace poco: la
agencia de Carmen Balcells (su lista de autores incluye a Gabriel García
Márquez, Cortázar, Bryce Echenique, Isabel Allende, Mario Vargas Llosa y muchos
más) y la agencia del americano Andrew Wilye (mencionamos algunos de su lista:
J.L. Borges, Roberto Bolaño, Orhan Pamuk, Mo Yan y mejor no sigo…). Estos monstruos, Balcells & Wylie, han formado una superagencia literaria para un
fin común: enfrentar a Amazon, Apple y Google, las emprendedoras del libro
electrónico. (Diario El País).
También es sabido que las editoriales independientes son las ligas menores de
muchos escritores con punche. Luego que éstos alcanzan cierto reconocimiento
son captados por empresas internacionales ya consolidadas.
[Entusiastas] conclusiones
Así
está el panorama para las editoriales independientes. Por todos lados andan
manifestándose, haciendo llamadas de atención a las políticas editoriales de
cada país, buscando la ayuda del Estado a través de ferias donde puedan darse a
conocer. La última que se hizo en nuestra capital se llamó Contra: feria de editoriales independientes, organizada por la
Municipalidad Metropolitana de Lima.
Ojalá
que sigan realizándose eventos de este tipo, mientras tanto las ediciones
independientes no se van a detener, cada vez más pequeños grupos de personas,
universitarios sobre todo, seguirán juntándose para meterse en el proyecto hara-kiri de fundar un nuevo sello, fomentando
a un inquieto talento de las letras, divulgando tal vez un trascendental
título, siempre con su modo original de
pensar el libro y la literatura.
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