Se han escrito muchos poemas para
las madres, para las mujeres amadas y para la patria. También abundan los
tópicos clásicos sobre la naturaleza y el sentido de la vida. Pero los
bibliotecarios también tienen sus poesías favoritas. Las que más gustan fueron
escritas por un par de autores universales inspirados entre estanterías y
salones de lectura: Borges y Bukowski.
Jorge Luis Borges (Argentina)
Sin lugar a dudas, la mejor poesía
sobre bibliotecas solo pudo ser escrita por aquel infatigable lector que, además
de ser un escritor admirado por su prosa sobria, precisa e inteligente, fue
también director de la Biblioteca Nacional de su país. En narrativa contamos
con su célebre cuento La biblioteca de
Babel, que describe un mundo de laberintos hexagonales, libros extraños y
bibliotecarios suicidas. Otro cuento es El
libro de arena, un objeto fantástico e infinito que no ha sido superado en
la realidad ni por el libro digital.
En cuanto a poemas, Borges legó
los versos de “Junio 1968”, donde sentencia entre paréntesis:
(Ordenar bibliotecas es ejercer,
de un modo silencioso y modesto,
el arte de la crítica.)
Aunque un poema más profundo y
desgarrador es el “El poema de los dones”. Allí Borges asume con actitud
estoica su ceguera:
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
Obviamente,
quedarse ciego le significó la expulsión de su edén personal poblado de páginas
y letras, porque versos más abajo dirá: «Yo que me figuraba el Paraíso / bajo
la especie de una biblioteca.»
Charles Bukowski (Estados Unidos)
El
eterno bohemio, Bukowski, no escribió tantos sobre libros como Borges. Pero sí
creó uno de los poemas más sinceros sobre el valor que tuvo para él una
biblioteca en especial. Con su característico estilo rudo y desenfadado
escribió “El incendio de un sueño”. Este es un fragmento, ya que es un poema
largo.
La vieja Biblioteca Pública de Los Ángeles
muy probablemente evitó
que me convirtiera en un
suicida,
un ladrón
de bancos,
un tipo
que pega a su mujer,
un carnicero o
un motociclista de la policía
y, aunque reconozco que
puede que alguno sea estupendo,
gracias
a mi buena suerte
y al camino que tenía que recorrer,
aquella biblioteca estaba
allí cuando yo era
joven y buscaba
algo
a lo que aferrarme
y no parecía que hubiera
mucho.
y cuando abrí el
periódico
y leí la noticia sobre el incendio
que había destruido
la biblioteca y la mayor parte de
lo que en ella había
le dije a mi
mujer: "yo solía pasar
horas y horas
allí..."
muy probablemente evitó
que me convirtiera en un
suicida,
un ladrón
de bancos,
un tipo
que pega a su mujer,
un carnicero o
un motociclista de la policía
y, aunque reconozco que
puede que alguno sea estupendo,
gracias
a mi buena suerte
y al camino que tenía que recorrer,
aquella biblioteca estaba
allí cuando yo era
joven y buscaba
algo
a lo que aferrarme
y no parecía que hubiera
mucho.
y cuando abrí el
periódico
y leí la noticia sobre el incendio
que había destruido
la biblioteca y la mayor parte de
lo que en ella había
le dije a mi
mujer: "yo solía pasar
horas y horas
allí..."
Para terminar, ha llegado a mis
manos un manuscrito de un poema escrito por un bibliófilo. Él se encuentra
privado de su libertad en un centro penitenciario de Lima. Gracias a los
talleres literarios que se imparten allí e inspirado en los libros de la
biblioteca del penal, ha escrito un poema que medita acerca de la historia del
libro y que me parece excelente para ser leído en voz alta. Lo firma Kitd
Vásquez.
Al
libro
Siglos de oscuridad
milenios
apareció junto al viento
un silbido inerte
sin chispas
sin campos
todo era infértil
eran sombras dibujadas
tenían barbas crecidas
pelos desordenados
ojos hinchados
manos extensas
entonces
el silbido se volvió humano
levantó sus ansias
buscando respuestas
¡cómo! ¡por qué! ¡para qué!
pues era el origen…
apareció entonces el saber
los fenicios
los hebreos
los malayos
dieron el inicio
de los trazos amorfos
con líneas pétreas dibujaron
y apareció la escritura
¡hindús! ¡sumerios! ¡babilonios!
fueron tallando la piedra
formaron la idea
es reflejo del ser
es inconmovible
desde Egipto hasta los vikingos
desde los romanos hasta los griegos…
gota a gota
junto a la tormenta
llenaron el inmenso mar
del conocimiento humano
cruzaron la Polinesia
llegando a Australia
avanzaron por la Melanesia
fueron sueltos (miraron a Grecia)
desde los aztecas y los mayas
fueron los incas, luego los chancas
los aimaras
los quechuas
fueron lenguas
son idiomas
es cultura
de un mundo abierto
a enseñarte todo
la escritura
la lectura
la historia
las líneas las cuales plasmadas
en un libro
de siglo en siglo y
de generación en generación
están dispuestos a enseñarte
todo el saber.
0 Comentarios