El ring epistemológico archivístico

Por El referencista - enero 28, 2021

Tres movimientos epistemológicos se evidenciaron durante 1982 y 1999 en las publicaciones de las famosas revistas American Archivist y Archivaria. Tema del debate: la pertinencia de teorizar. 

Archivista | Imagen: University of Oregon Libraries.
 

Por César Antonio Chumbiauca. 

Con demasiada frecuencia, la teoría de los archivos es trivial, exagerada, innecesaria o irrelevante”, es lo que pensaba John W. Roberts, un archivista norteamericano que a fines de los 80 se posicionaba en contra de los esfuerzos por encontrar una “teoría válida para la misión archivística general”.

Eso es lo que nos cuentan los profesores Rodrigo Fortes de Ávila, María Teresa Navarro de Britto Matos y Miguel Ángel Rendón Rojas en un artículo publicado en la revista Investigación Bibliotecológica: archivonomía, bibliotecología e información. Su trabajo se titula “Teorizar la teoría: un debate sobre la independencia epistemológica archivística”, estudio para el cual recopilaron una serie de discusiones difundidas en las revistas American Archivist y Archivaria entre los años 1982 y 1999.

Ahí entendemos que la postura de John Roberts nace del desacuerdo frente “a las provocativas reflexiones de Frank Burke”, un archivero que cuestionaba el perfil práctico de la formación archivística, pues creía que “los alumnos aprenden qué y cómo, pero no por qué”. Sus ideas poco a poco fueron secundadas por otros colegas quienes comenzaron a comparar la Archivística con la Historia y a preguntarse sobre cuál es “la verdad archivística”.

Es entonces que Roberts se manifiesta publicando un artículo en la revista American Archivist en 1987. Lo hace porque cree que la Archivística es valiosa precisamente por sus principios prácticos, principios como el de procedencia, por lo que teme que la contemplación teórica afanosa por leyes universales resulte contraproducente al aplicarse en problemas particulares.

"Archival Theory: Myth or Banality?", es uno de los artículos que John W. Roberts publicó en The American Archivist

Sin embargo, a partir de 1994, comienza a ser más ácido en sus acusaciones y a usar argumentos psicológicos para llamar la atención sobre un supuesto complejo de inferioridad de la Archivística. Desde su perspectiva, lo que querían los teóricos universales era darle ‘prestigio’ a la disciplina, tener un estatus como lo tenía la Historia y no “ocupar el ‘bajo clero’ de la jerarquización organizacional burocrática”. Era un asunto de imagen social.

Ante esto, otros personajes como Terry Eastwood rechazarían las ideas de Roberts y se enfocarían en consensuar la teoría y la práctica, con lo cual llegaron a reivindicar la autonomía de la Archivística como “un cuerpo coherente de conocimiento”. A este apartado, los autores llaman “La teoría como fundamento de cientificidad”. Pero luego describirán una visión más moderna, “La teoría como transgresión”, donde ya no se discute si la teoría es importante o no, sino que el entendimiento positivista de la teoría archivística salta a las filas de las ciencias sociales, con lo cual explora las bases de su esencia en su función social, en sus acciones.

El artículo de los profesores Fortes, Navarro y Rendón expone con claridad todo este debate. En las aulas de formación archivística este tema podría despertar la curiosidad epistemológica a más de uno. Es una humilde recomendación.

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