Liubenka Obrenovich: libros que van

Por El referencista - diciembre 14, 2023


La bibliotecaria Liubenka Obrenovich Rojas (1959-2023) partió para siempre el pasado miércoles 6 de diciembre. A finales de octubre de este año tuvimos una entrevista que fue publicada en la revista Otlet. En ella rescatamos su paso por Cedro (Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas), donde trabajó por más de 30 años; y las gestiones realizadas en la coordinación de la Gran Biblioteca Pública de Lima (GBPL).

Lo que trascendió en nuestra conversación y que no noté hasta hace poco que pude reflexionar sobre sus aportes, es que mucha de su experiencia profesional confluye en la importancia del préstamo en el ámbito público como formas de afianzar la confianza en el usuario, en el ciudadano, y también como una manera de abrir oportunidades a quienes no la tienen.

Desde que era estudiante y realizaba prácticas en Cedro y llevaba por propia iniciativa libros a los niños, hasta el momento en que lideró la GBPL y se la jugó para que las políticas de préstamo de libros cambiasen para que se pudieran prestar a domicilio, se reconoce que, si bien para Liubenka el espacio llamado biblioteca y la colección son vitales, nada tiene sentido si el préstamo no se hace efectivo. Los libros deben moverse, deben salir de los estantes. Y eso es algo que lamentablemente no pasa en muchas de nuestras bibliotecas públicas y municipales, que atienden en horario de oficina y además no permiten que las personas se lleven los libros a sus casas.

Cuando en la Biblioteca Nacional se propuso cambiar el reglamento de préstamos, no fue fácil. Liubenka encontró miedo y resistencia:

Cuando empezamos a prestar los libros corríamos ese riesgo, decíamos vamos a perder libros, incluso dentro de la Biblioteca Nacional había personas que me decían: “Liubenka, te has metido en un lío tremendo”. Yo les decía: “Pero hay sustento, hay un reglamento con una resolución”. Y me replicaban: “Y si no te devuelven el libro, ¿qué va a pasar? Vas a tener problemas legales”. “Bueno -respondía-. Correré el riesgo”.

Y esa era la actitud de Liubenka Obrenovich. El préstamo de libros a domicilio se comenzó a brindar cuando la pandemia aún estaba presente. La GBPL contaba con cuatro motos con las cuales podían llevar los libros a las personas que lo requerían, todo con los protocolos y los controles respectivos y utilizando segundos ejemplares. De ese modo, la GBPL volvía a ser nuevamente un modelo y un espacio para la experimentación.

Cuando Jorge Basadre fue director de la BNP, una de sus políticas fue que los niños también pudieran tener espacios para leer y estudiar. A eso llamamos acceso a la lectura y a la información. Liubenka dio otro paso para el acceso, y lo hizo fomentando que los libros se prestaran, pues se sabe que las personas prefieren leer más en su casa que en una biblioteca. Y además porque los libros a veces son caros. Gracias al préstamo a domicilio, una señora le dijo a Liubenka en una ocasión: “Yo leo en la noche con mi hijo el libro que ustedes me han prestado”. 

Esa es una de las cosas que nos dejó Liubenka Obrenovich, mujer valiente que se iba hasta la zona del Vraem (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro) llevando libros en épocas muy peligrosas, que escapaba de los espacios de confort para realizar su labor social, haciendo que el libro llegara a las personas, que lo tuvieran en sus manos, que fuera la mejor compañía.

César Chumbiauca Sánchez

Imagen principal: Liubenka Obrenovich. Foto: Rosa María Merino.

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