¿Debería ser Gonzalo Alegría el nuevo jefe institucional de la BNP?

Por El referencista - agosto 27, 2021


Gonzalo Alegría cree que inventará la pólvora en la BNP cuando asuma el cargo. En una entrevista para el diario El Comercio, en la pregunta que el periodista Enrique Planas le plantea sobre cómo piensa fortalecer el Sistema Nacional de Bibliotecas, responde: “Creemos que hay que cambiar por completo su filosofía, y la forma de cambiar esto es a partir de cuatro ejes: convertir la sede de San Borja en una biblioteca peruanista, especializada en todas las humanidades. En segundo lugar, llevar toda la colección científica y técnica a la biblioteca de la Av. Abancay, para crear allí la Biblioteca Nacional Universitaria y Técnica”.

El hijo de Ciro Alegría cuenta con trayectoria profesional y académica en el ámbito de la economía, un diplomado en Gestión y Financiamiento de Bibliotecas en Estados Unidos y ha sido nuestro representante en la Unesco en asuntos de bibliotecas y bases de datos. Sin embargo, no parece que dividir la BNP en una sede humanista y otra científica sea una buena idea.

La sede de la BNP en San Borja está destinada al resguardo y a la difusión del patrimonio bibliográfico de la nación. Leamos una definición de biblioteca nacional:

Una biblioteca designada y financiada por un gobierno nacional para servir a la nación manteniendo una colección completa de la producción literaria publicada e inédita de la nación en su conjunto, incluidas las publicaciones del propio gobierno. La mayoría de las bibliotecas nacionales también son responsables de compilar una bibliografía nacional, y algunas sirven como depositarias legales de obras protegidas por derechos de autor en el país (Online Dictionary for Library and Information Science).

En tanto que la sede Abancay, llamada la Gran Biblioteca Pública de Lima, tiene otro fin. Cumple una función como la que cumple la Biblioteca Pública de Nueva York, que es brindar acceso a todo el mundo. La sede de Abancay además cuenta con salas especializadas en humanidades y ciencias, así como de salas para público infantil, escolar, preuniversitario e invidentes. No es un cascarón, como dice con desatino Alegría, como si el trabajo de los profesionales y empleados de la GBPL hubiese sido meramente superficial.

¿Además para qué crear una biblioteca nacional universitaria? Bastaría con que las universidades públicas faciliten el acceso de público externo, que es algo que ya se hace con algunas restricciones para no afectar la atención primordial de los usuarios internos. Por supuesto, las bibliotecas universitarias no tienen nada que ver con la BNP, pero es mejor ponerse de acuerdo que duplicar esfuerzos innecesariamente. Téngase en cuenta también a otros actores como el Concytec y la Sunedu, y las actividades propias de las bibliotecas universitarias que van más allá de brindar acceso a una colección: bibliometría de la producción científica, acompañamiento a la investigación de temáticas muy especializadas, redacción académica, etcétera. Cabe señalar que más bien son los estudiantes preuniversitarios los que más uso hacen de las bibliotecas públicas.

Otro punto que menciona Gonzalo Alegría en la entrevista es la creación de bibliotecas interculturales. El fin es bueno; el medio, cuestionable. ¿Una biblioteca nacional quechua en Cusco? ¿Una biblioteca nacional aimara en Puno? ¿Acaso solo en esos departamentos se habla quechua y aimara? A todos nos preocupa descentralizar la BNP, pero no tiene sentido combatir la centralización con centralización. Si se trata de crear nuevas sedes, ¿la BNP dispone de recursos para eso? Probablemente Gonzalo Alegría, con sus conocimientos en finanzas, sepa cómo obtener los medios para implementar otras bibliotecas nacionales. Lo mejor sería coordinar con las bibliotecas regionales y potenciarlas para que sean ellas las recolectoras de la documentación bibliográfica y memoria oral de sus jurisdicciones, trabajen con las editoriales locales, promocionen a sus escritores y fomenten la bibliodiversidad. Consta que la gestión de Ezio Neyra deja encaminado esto, por lo que sería bueno mejorarlo y darle continuidad.

Particularmente creo que un bibliotecólogo con trayectoria, reconocimiento y sobre todo con propuestas inteligentes, sería lo más adecuado para dirigir la BNP; pero si no fuera un bibliotecólogo, de todos modos la cabeza debe saber escuchar a los bibliotecólogos mejor preparados, porque nosotros también tenemos nuestras diferencias, también debatimos sobre lo que es mejor para construir un sistema nacional de bibliotecas, discutimos sobre el sentido de nuestra labor, sobre la necesidad de descentralizar, de entender las necesidades del público al que nos dirigimos sin imponer nuestros criterios, damos conferencias, escribimos, pensamos. Incluso una bibliotecóloga como Judith Roca Terry también trabajó varios años en la Unesco.

Desde mi perspectiva, Ezio Neyra tuvo en cuenta nuestras voces al momento de tomar decisiones, reuniéndose con el Colegio de Bibliotecólogos del Perú, acercándose a la academia, incluso conversando alguna vez con la Asociación de Bibliotecólogos del Perú, cuya posición crítica ha tenido un tono beligerante, aunque no representativa de toda la comunidad bibliotecológica del país. No obstante, al final, la voz más importante no es la nuestra, sino la de todos los peruanos que urgen de los servicios que una verdadera biblioteca les puede brindar.

¿Haría lo mismo Gonzalo Alegría? Además de su perfil profesional, deberá contar con la calidad humana para transmitir confianza, reconocer los avances y ser integrador. En el momento en que se redacta este artículo, aún no se ha asegurado su designación. El ministro de Cultura, Ciro Gálvez Herrera, consultado por el diario La República sobre el nombramiento del nuevo director, ha dicho: “Está en estudio. Hasta este momento aún no hemos encontrado a un Ricardo Palma o un Jorge Basadre como para encajar en ese puesto tan importante”.

César Antonio Chumbiauca

  • Compartir:

También te puede interesar

0 Comentarios