El inicio de la reforma
protestante se dio cuando Martín Lutero colgó sus 95 tesis en la puerta de
Schlosskirche, la iglesia del palacio en Wittenberg (Alemania) el 31 de octubre
de 1517. Postear sus tesis en la puerta de un edificio público era algo que solían
hacer teólogos, filósofos y matemáticos para exponer sus argumentos y
someterlos al debate, en ese sentido, el objetivo de Lutero no era, al menos al
principio, oponerse a la Iglesia, sino dar argumentos a favor de una reforma
teológica y eclesiástica en la que se cuestionaba el sistema de las
indulgencias[1].
¿Pero fue Lutero la primera persona que se atrevió a denunciar los vicios de la
Iglesia?
El historiador y
bibliotecario Henri-Jean Martin[2] nos
habla de un personaje anterior a Lutero: el teólogo y filósofo inglés John
Wycliffe (ca. 1330-1384), conocido por su férreo anticlericalismo. Desde el
púlpito y en varios textos, este hombre criticó severamente a la Iglesia con
una clara intención de ruptura; promovía que los ingleses pudieran leer la Biblia
en su propia lengua, algo que también iba a proponer en su época Martín Lutero.
Además, creía que la Iglesia había creado algunas instituciones innecesarias y
que la vida contemplativa era tan infructuosa como creer que la castidad era
una virtud. La vida activa y el matrimonio eran para Wycliffe mucho más útiles.
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Wyclif (también Wycliffe) da a sus discípulos su traducción de la Biblia. Obra de William Frederick Yeames | Wikimedia | DP. |
Debido a esas ideas, las autoridades eclesiásticas intentaron arrestarlo, pero la Iglesia no tenía suficiente fuerza en Inglaterra como sí lo tenía en países como Francia, que dicho sea de paso no gozaba de buenas relaciones con Inglaterra. Además, Wycliffe tenía seguidores y amigos en la Universidad de Oxford que lo protegieron hasta que sus enemigos formaron una comisión en la universidad para retirarlo. Él continuó escribiendo hasta que murió de muerte natural en 1384.
La pregunta hasta aquí es
la siguiente: ¿por qué Wycliffe no tuvo el alcance que sí tuvo Lutero? En
primer lugar, porque luego de su fallecimiento, sí se aprobó una pena de muerte
contra sus seguidores, incluso algunos terminaron en la hoguera y los huesos de
Wycliffe fueron exhumados y arrojados a un río. Pero lo segundo y más
importante es que aún en épocas de Wycliffe el conocimiento se transmitía de manera
oral y en manuscritos. Todavía no se había inventado la imprenta de Gutenberg y
con ello la masificación.
Gracias a la imprenta la
Biblia pudo llegar a más personas. Cabe precisar que la imprenta no apareció
para apoyar la causa protestante, sino que se colgó de ella en términos
económicos. La impresión de Biblias y otros textos cristianos, especialmente en
las lenguas vernáculas, fue un negocio rentable, pues se producía tanto para
protestantes como para contrarreformistas. La producción de estos textos fue
tal que al final de sus días Martín Lutero se lamentaba al ver la proliferación
de sectas que interpretaban las Escrituras a su antojo.
En conclusión, si las
críticas a la Iglesia en la Edad Media no tuvieron el impacto de las tesis
Lutero, fue porque bajo la tradición manuscrita la difusión era más difícil,
pero con la imprenta creció tanto que la Iglesia, que al principio no fue tan
severa ni con alguien tan ácido como Wycliffe, no tuvo más remedio que establecer
el control de las imprentas y la censura de textos. Pero eso ya es otra
historia…
César Chumbiauca
[2] Martin, H. (1999). Historia y poderes de lo escrito. Trea
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